Se trata de uno de los miembros jóvenes de la nueva Junta de Gobierno del COAF encabezada por Alejandro Chamorro, que ha venido a renovar el gobierno del Colegio profesional onubense con un soplo de aire fresco. Y, además, da la casualidad de que Carlos Gómez Nogueras tuvo el primer contacto en la administración de fincas con el propio Chamorro, la persona que le haría la entrevista de trabajo, a la postre, que le permitió comenzar su andadura en la administración de fincas.

No obstante, Gómez Nogueras ha irrumpido en la junta de gobierno del COAF con las ideas muy claras respecto a qué es lo que quiere para el Colegio Profesional de Administradores de Fincas, y no difiere mucho de la idea que tuvo originalmente para el destino de la institución colegial onubense.

Supone la vertiente más renovadora del COAF junto a otros miembros jóvenes como María del Carmen Álvarez, Rocío Pérez, Diego L. Sánchez o el propio José Antonio Oria.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Huelva 1996 y tras la perceptiva colegiación en el Ilustre Colegio de Abogados de Huelva, establecería su propio despacho jurídico en 2001, donde ejercería durante no más de dos años, para volver más adelante. Así, Carlos Gómez Nogueras se decantó por la empresa privada en el sector de la electromecánica. No encontraría tampoco su vocación ahí, pero donde sí la halló fue en la administración de fincas.

Pregunta.- ¿En qué momento se planteó la administración de fincas como una salida profesional?
Respuesta.- Las vueltas que da la vida, fue a través de Alejandro Chamorro. Lo cierto es que mi incursión en la administración de fincas fue a través del curriculum vitae, que fue seleccionado en el despacho donde trabajaba Alejandro, que fue quien precisamente me hizo la entrevista de trabajo. De manera que fue el actual presidente del COAF, Alejandro Chamorro, la persona que me introdujo en la administración de fincas allá por el año 2003.

P.- ¿Por qué quiso probar en este ámbito profesional?
R.- Me llamaba la atención porque a mí me gusta el trabajo de calle, el trato con las personas, y eso es parte esencial del trabajo de un administrador de fincas. Me gusta el trabajo con las comunidades de propietarios, no estar en el despacho, el trabajo administrativo. No quiero decir que esté hecho de una pasta especial por ello, simplemente es que me gusta el trato con la gente y solucionarles los problemas.

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P.- ¿Cuándo decidió independizarse y montar su propio negocio?
R.- Estando con Alejandro aprendí la naturaleza del trabajo con las comunidades de vecinos, y en 2010 abrí mi despacho propio, AF Gestión. Desde entonces la cosa ha ido normal, no sería justo quejarme, pero tampoco para tirar cohetes. Este despacho tiene dos líneas de trabajo. Por una parte, la asesoría jurídica, que llevo directamente tanto en el ámbito privado como en el turno de oficio, y, por otro lado, la administración de fincas, que centra su actuación en Huelva capital, y también en Punta Umbría, El Portil y un poco de presencia en Islantilla.

P.- ¿En qué momento decidió colegiarse como administrador de fincas?
R.- Fue un año después de abrir el despacho, en 2011. Siempre he sido un profesional que ha defendido la colegiación y los colegios profesionales. De hecho, fui una de las personas que estuvo presente en la reunión donde se aprobó la segregación del Colegio de Administradores de Fincas de Huelva del de Sevilla. Soy un firme defensor de los colegios profesionales, y para mí está muy claro: un administrador de fincas sólo lo es si está colegiado. Por otro lado, estar colegiado suponía una garantía profesional para mí, con seguro de responsabilidad corporativa que nos amparaba. Y además vi la necesidad también porque así me daba la posibilidad de presentarme ante los demás como profesional administrador de fincas colegiado. Era una necesidad, y también una obligación para mí.

P.- Habiendo presenciado el nacimiento del Colegio de AAFF de Huelva desde su segregación de Sevilla, ¿podría hacer un balance de cómo ha evolucionado el COAF?
R.- Para ser sinceros, hay que decir que tuvo una época inicial de ascenso y crecimiento, pero llegó un momento en que se estancó, tanto que incluso me planteé darme de baja. De alguna manera, no me sentía amparado por el Colegio, me daba la sensación de que no me prestaba ningún servicio. Pero le di una segunda oportunidad, y al mismo tiempo involucrarme más en la actividad del COAF, en su funcionamiento, todo para recuperar esa filosofía de pertenecer a un Colegio profesional. Fue entonces cuando recuperé esa sensación de que el Colegio iba a más, que había dado de nuevo un paso hacia adelante y comprobé que sí ofrecen servicios añadidos. Fue cuando decidí participar en el Colegio, pero desde dentro del Colegio.

 

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P.- Aunque nunca llegó a pertenecer a la Junta de Gobierno hasta ahora, con el mandato de Alejandro Chamorro.
R.- Fue el año pasado cuando tomé esa determinación. Me acerqué hasta el Colegio y le comuniqué a Rocío Navarro (secretaria técnica del COAF) que quería pertenecer a la próxima candidatura del COAF. Pasaron unas dos semanas y me llamó Alejandro Chamorro, que me dijo que estaba preparando una candidatura para presidir el Colegio, y me propuso si podía contar conmigo. “Perfecto”, le dije.

P.- ¿Por qué ese interés en pertenecer a la Junta de Gobierno del COAF?
R.- Simplemente, observaba que en los últimos tiempos del último mandato de David Toscano el colegio había recuperado esa línea ascendente, y mi intención es que esta línea no se pierda, para lograr continuar ese crecimiento. Por otro lado, vi que todos los miembros de la Junta de Gobierno eran excelentes, aunando experiencia y juventud: el equipo me encantó.

P.- Ocupa el cargo de secretario de la Junta de Gobierno del Colegio, ¿de qué funciones se encarga?
R.- Básicamente, el secretario es el garante de la legalidad en el Colegio. En cualquier acto que emita el COAF, la garantía de la legalidad recae sobre el secretario, así como toda la recepción de documentación, archivos, etc. Lógicamente, también debo ejercer como secretario en las juntas de colegiados, juntas de gobiernos, emisión de certificados, etcétera.

 

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P.- Como defensor de la colegiación, ¿cómo valora los acuerdos a los que está llegando el COAF con otros colegios profesionales de Huelva?
R.- Es una idea estupenda, y me parece una buena manera de profundizar en estas relaciones. Ya he comunicado a la Junta de Gobierno que los convenios deberían ser menos protocolarios y más concretos y prácticos. Pero sin duda el haber llegado a acuerdos con el Colegio de Abogados, Procuradores o el de Aparejadores y Arquitectos Técnicos o el de Ingenieros Técnicos Industriales es muy positivo porque contribuye a dar notoriedad al Colegio de Administradores de Fincas de Huelva: ayuda a que te conozcan, sales a la luz pública. Pero insisto, se podría avanzar mucho más en estos convenios con otros colegios profesionales.

 

P.- ¿Cuál cree que es el principal reto de esta Junta de Gobierno?
R.- Tenemos muchos retos, pero uno de ellos sin duda es luchar contra el intrusismo. Es un problema que afecta a todo el Colegio y a sus colegiados, y por eso el COAF debe liderar esta batalla. La colegiación es un plus que tiene el administrador de fincas, y por eso lo deberíamos poner mucho más en valor, y para mí sería necesario endurecer esta lucha contra el intrusismo y la competencia desleal, por ejemplo, denunciándolo desde el punto de vista fiscal y penal.

P.- ¿Sigue habiendo mucho intrusismo profesional en la administración de fincas en Huelva?
R.- Sí que lo hay, y en parte se debe a los propietarios de las comunidades, que siempre van a mirar por el precio. Pasa en muchas comunidades de vecinos que dan de baja de los servicios de un colegiado, y las pasan a administrar jubilados que ni tributan, ni son responsables ni tienen los conocimientos necesarios para ello. Y lo que es peor, las comunidades aún no se han dado cuenta de los riesgos que corren con la gestión de un administrador de fincas no colegiado. Afortunadamente, cada vez son más las personas que conocen el valor del administrador de fincas colegiado y quienes conocen la imagen corporativa de la colegiación, con una presencia cada vez mayor en los despachos de administradores de fincas de Huelva.

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Para mí, el intruso es aquella persona que administra una comunidad sin tener conocimiento alguno de cómo se hace. Porque administrar una comunidad de propietarios no se reduce a sumar y restar, como me ha dicho alguna vez algún vecino. En esa concepción está el problema. Administrar una finca desde la colegiación supone tener unos conocimientos jurídicos (Ley de Propiedad Horizontal, de Arrendamientos Urbanos, Protección de Datos, etcétera), así como un seguro de responsabilidad que me ampara para responder ante cualquier incidencia en la gestión. Hoy en día el cliente se decanta casi siempre por un precio bajo y un servicio mínimo… y por ese bajo precio quieren un servicio premium. Esto genera una competencia desleal porque los colegiados, que pagamos local y todos los seguros, personal, etc., no podemos competir con ellos. La competencia desleal es una de las patas de la mesa del intrusismo profesional.

P.- ¿Por dónde pasaría la solución a este problema?
R.- Pienso que desde el COAF deberíamos ser más incisivos y contundentes contra el intrusismo. Somos poco más de 60 colegiados, y nos está perjudicando mucho este problema. Una de nuestras principales tareas es que el ciudadano de a pie, el propietario y vecino, tomen conciencia de que si no quieren correr riesgos innecesarios en su comunidad, el profesional que administra la misma debe estar razonablemente formado y asegurado, y eso sólo lo garantiza un administrador de fincas colegiado.